martes, mayo 09, 2006

EMBELESOS


Llegaste suavemente
muy dulcemente:
Cual obsequio inesperado
dé unas manos generosas.

Llegaste como arriban
las naves que del mar
retornan a ese puerto
del que un día partieron.

Y en esa mansedumbre
me quede contemplando
con ternura inusual
tu celestial figura.

Te recibí en mi alma
en éxtasis y embelesos
y guardo estos recuerdos
cual un encantamiento.

Llegaste como vuelven
las aves a sus nidos
cuando la tarde tiene
sus últimos suspiros.


Guayaquil, enero 8 del 2001